Deconstruyendo a Drácula
Un noble refinado, un psicópata narcisista, un asesino en serie, un mito del terror, un simple personaje de novela o un monstruo sin alma que habita en un cuerpo inmortal…el Conde Drácula, aquel personaje literario que nació a finales del s.XIX , puede ser todo esto y mucho más.
Si hay un personaje plutoniano por excelencia este es Drácula. Igual que Hades, dios del inframundo y rey de los muertos, el conde Drácula vive en su reino de oscuridad y, igual que Hades raptó a Perséfone para llevársela con él al Averno, Drácula seduce a todo tipo de damas y caballeros a quienes convierte en vampiros y somete y obliga a convivir con él, muertos en vida, por el resto de los siglos.
Plutón encarna esa parte de sombra que habita en todos nosotros y que contiene nuestros miedos, apegos, obsesiones, nuestro poder y control. Drácula es un personaje que hoy sería clasificado con toda probabilidad como un psicópata narcisista: refinado, bien educado, encantador, un noble culto y rico que habita en un gran castillo. Todos estos alicientes los utiliza de forma controladora y manipuladora para atraer a sus víctimas, seducirlas y “matarlas en vida”. Al fin y al cabo, no siente nada por ellas, no sabe lo que es el amor, simplemente las utiliza como un medio para seguir siendo inmortal, en su eterno reino construido de oscuridad y sangre.
La oscuridad, el miedo, la muerte, la transformación, el poder, lo oculto, la sangre, la sexualidad…todos atributos relacionados con lo plutoniano y con Escorpio, el signo que rige este planeta. Pero, ¿cómo nació el mito de Drácula? Fue el escritor irlandés Bram Stoker quien escribió y publicó esta famosa novela en 1897. Durante aquellos años, en plena época victoriana, la novela gótica estaba de moda y Drácula obtuvo un éxito inmediato entre lectores ávidos de historias de fantasmas, vampiros y hechos esotéricos y paranormales.
Analicemos ahora a Drácula desde el punto de vista astrológico. La novela fue publicada por primera vez el 26 de mayo de 1897 lo que nos indica que Drácula era Géminis. Rectificando la hora de nacimiento a las 2h de la madrugada (está claro que tuvo que nacer en plena oscuridad), tendríamos al Sol y Plutón en Géminis en casa 2 (la relacionada con los placeres y recursos materiales). Esta posición denota riqueza, poder y una persona amante de la buena mesa y de los placeres. El Sol conjunto a Mercurio representa a alguien carismático, capaz de manipular y seducir a través de la palabra.
Este grupo de planetas se completa con Neptuno, también en Géminis, lo que añade un halo de confusión, misterio, idealización y también engaño a la propia identidad de Drácula. Además, Venus, el planeta de la sensualidad y de la belleza en Tauro y en la casa 1, que es el área del “Yo”, le aporta sin duda modales refinados y un atractivo irresistible para sus víctimas.
Un Ascendente y luna en Aries y un Marte en Leo añaden fogosidad, impulsividad y reactividad a un personaje que tiene muy claro sus fines a la hora de relacionarse con sus víctimas. Esa luna, que es el arquetipo de los que nutre y sostiene, en Aries y el planeta Marte en Leo en la casa 5, es el reflejo más fiel de esa escena que hemos visto tantas veces en las películas: ese impulso instintivo y rápido que lleva a Drácula a morder el cuello de sus víctimas amantes, mientras las está seduciendo, en busca de su alimento.
El Sol de Drácula en Gémins en la casa 2 está opuesto a una conjunción de Saturno y Urano en Escorpio en casa 8. Saturno en esa posición nos vuelve a hablar de temas relacionados con la sexualidad, la muerte, la sombra, lo tabú. Saturno indica aquí un miedo a fusionarse realmente con el otro en una relación, ese miedo e incapacidad de Drácula a amar de verdad temiendo perder el control y su poder. Urano, también en Escorpio y en casa 8, conjunto a Saturno, lo lleva del extremo de una pasión desenfrenada a una frialdad inhumana. Urano en esta posición indica también un interés y facilidad por el ocultismo, la magia, la alquimia y la capacidad de poderes de tipo psíquico o telepático que Drácula utilizaba para poder leer la mente de sus víctimas y prácticamente hipnotizarlas.
Además, ese eje de las casas 2-8 representa a la perfección lo que hace Drácula. Su alimento (casa 2) lo consigue a través de un preciado recurso de los otros (casa 8), la sangre y la muerte, dos elementos muy escorpianos.
Y ahora es el momento de preguntarnos cómo nace un personaje así de la pluma de un escritor que había estudiado matemáticas en el Trinity College de Dublín y que, durante años, trabajó como funcionario en el ayuntamiento de su ciudad y como crítico de teatro.
Bram Stoker nació el 8 de noviembre de 1847 en el seno de una familia burguesa. Pasó los primeros 7 años de su vida en cama, aquejado de diferentes enfermedades, tiempo que su madre, para entretenerlo, aprovechaba explicándole historias de fantasmas y misterios, algo que a la Luna y Sol en Escorpio del pequeño Bram seguramente le encantaba y algo que aprovechó cuando inició su carrera literaria escribiendo diferentes relatos de terror antes de publicar “Drácula”, su obra más reconocida.
Ese Sol y Luna, conjuntos en Escorpio y haciendo cuadratura a Neptuno dotaron a Stoker de un ávido interés por temas relacionados con lo esotérico, la muerte, el más allá y la lucha entre el bien y el mal. El planeta Neptuno se había descubierto un año antes, en 1846, coincidiendo con el auge del espiritismo en algunos países occidentales, el interés por lo sobrenatural y las novelas de fantasmas y fenómenos paranormales que se enmarcaban dentro de la denominada “novela gótica”. El escritor irlandés supo canalizar de forma magistral y creativa todos esos miedos y fantasmas internos que seguramente debían habitar también en su cabeza a través de un personaje que ha trascendido la propia literatura para formar parte del imaginario colectivo del miedo.